El principio es el mismo de un bazar común: cajas vacías arrumbadas en los rincones, algunas frutas perdidas en el suelo, gente va y viene con la mirada perdida, gritos, golpeteo de monedas, olores, sabores y colores… En Israel la mística de los mercados involucra un evidente choque cultural, gritos a más decibeles del común denominador y algunas imágenes inverosímiles.
Yala, yala