IMPRESO
“Solo voy con mi pena
Sola va mi condena
Correr es mi destino
Para burlar la ley
Perdido en el corazón…”
Así es. Alguna vez Jorge Valdano dijo que el futbol es lo que más importa de las cosas menos importantes… A veces, sólo a veces, el futbol es lo que más importa, incluso cuando no lo parezca. Sobre todo es trascendente cuando da la posibilidad de hacer cosas que verdaderamente son significativas.
El suelo retumba cerca del Estadio Victoria en Aguascalientes y no es por un gol del Necaxa… es La Bestia que atraviesa a gran velocidad la ciudad. El tren lleva consigo miles de sueños e ilusiones, de historias que podrían ser pero que aún no son; el mismo ferrocarril también va cargado de miedo y desesperanza, de añoranza por lo que quedó atrás, por lo que pudo ser y no fue. “Mi mamá siempre nos ha dicho eso: ‘siempre ayuda, alguno de nosotros o de nuestra familia puede necesitar, y si no ayudamos, entonces a ellos tampoco los van a ayudar’” dijo tajante Brayan Beckeles, defensor del Necaxa.
El futbolista hondureño día con día sonríe, bromea con sus compañeros y suda la camiseta como si la vida se le fuera en eso. Un día a la semana, o tal vez más, detiene todo para ayudar a cientos de migrantes ilegales que van sobre La Bestia y que en el camino se estacionan para tomar un respiro, para descansar y recargar energía, pero renovar ilusiones. “Yo trato de ayudar a todos, no sólo hondureños. Yo nunca pregunto de dónde son, primero trato de ayudar y ya después, cuando se establece la plática con ellos, te das cuenta de dónde son. Lo importante es ayudar a las personas sin importar de dónde o cómo son. Siempre te toca de todo. No importa quién vaya a ser, mujeres, niños, hombres… Lo importante es ayudar. No importa quién venga o no venga. Hay veces que las personas se quedan mucho más tiempo”.
Entre dos vagones de La Bestia, doce personas se aferran al futuro… como si la vida se les fuera en eso, literalmente. El camino de sur a norte no es sencillo, la llegada a la “tierra prometida” está lejos del presente y sobre todo del pasado. Brayan Beckeles está consciente y es precisamente por eso que cada que puede ofrece algo de comer o beber, incluso brinda su casa como refugio, a todas aquellas personas que se detuvieron mientras esperan el próximo vagón. “Primero fue Roger Rojas, que jugó en el Necaxa antes de mí. Él siempre iba a albergues o junto al tren a dejarles comida… Cuando yo me enteré que pasaban por acá (Aguascalientes), porque no me imaginé que pasaran por acá, me nació hacerlo y uno sólo trata de ayudar, de hacerles el camino más fácil o más agradable porque están en una situación muy complicada, muy difícil”. Él no se fija quiénes son, solo ayuda. “La primera vez no lo pensaba tanto, nace de uno darle un bocado o cosas así y después se hace costumbre, parte de la vida; es un momento de la vida donde puedes hacerlo y Dios te ha llevado en un camino donde puedes verlo y poder ayudarlo”.
Sin lugar a dudas no todo es miel sobre hojuelas. La situación de los migrantes es complicada en su lugar de origen, también en el camino, y en la llegada ni se diga. “A veces la falta de información, hasta no vivirlo en carne propia o a través de un amigo o familiar, complica que la gente se de cuenta. Si vives en un castillo de rosas, no vas a ver que afuera hay espinas. Por eso trato de conversar, yo vengo de un barrio muy tranquilo, la pasábamos bien, pero no había tantas cosas, casi todos teníamos lo necesario, vivíamos con lo justo, y sí mirabas muchas veces que no había, y eso te hace fuerte. Al final, hoy por hoy, valoras muchas cosas que quizá otros no valoren porque nunca les ha hecho falta. Es muy difícil darte cuenta de algo cuando no has perdido”. La situación en El Salvador, Honduras y Guatemala no es precisamente la mejor, de acuerdo a WOLA (Advocacy for Human Rights in the Americas, por sus siglas en inglés) la violencia asociada al crimen organizado en estos países llegó a niveles jamás vistos antes, especialmente en Honduras y El Salvador. Peor aún, entre 2007 y 2015 aumentó 25% el número de inmigrantes ilegales en Estados Unidos provenientes del Triángulo Norte de Centroamérica.
Santos estaba arriba en el marcador. El Estadio Victoria estaba expectante del tiro libre. Jairo González le pegó con pierna zurda. El reloj marcaba apenas quince minutos. El balón voló encima de delanteros y defensores hasta el otro lado del área chica. Pausa. Beckeles apareció solo y remató con un testarazo a palo contrario. ¡Gol del Necaxa! “La fama que han traído esas acciones no me gusta. No me gusta hablar de esto. No lo hago para que la gente esté enterada, lo hago porque me hace sentir bien, porque el corazón está tranquilo; estás haciendo una obra que tú quieres, no por obligación. Tampoco en Honduras hablo de eso, soy muy reservado, siempre estoy apartado, siempre me ha gustado ser así” refutó el defensa catracho cuando le pregunté si la fama del futbol era un activo que podía aprovechar en beneficio de la gente a la que ayuda. “Muchas personas lo hacen mucho antes que yo. Roger Rojas me lo comentó y me lo comentaron los utileros. Fue compañero mío en Honduras, antes de llegar a Necaxa hablábamos ya, es una persona muy noble. Mucha gente lo hace, muchos mexicanos lo hacen; muchos no tienen tantos recursos y dan lo poco que pueden dar, una tortilla… y lo hacen de corazón. En el camino todos cuentan que encuentran personas muy nobles, muy buenas, entonces creo que es Dios que los pone en el camino cuando ellos más lo necesitan”.
Brayan primero se identificó con la fanaticada de los Rayos cuando consiguió el ascenso. Es uno de los favoritos de la afición por su entrega y entusiasmo. Para él, ayudar a los migrantes no es una historia especial o un relato fuera de lo común, simplemente lo hace: “Me gusta platicar, cotorrear con ellos. Hacerlos ver que soy una persona normal. Hace poco fuimos a comer con Martín Barragán, él andaba solo, eran tres, y él dice que le gustó el momento porque se rió un montón. Compartimos. Todos somos iguales y no hay ninguna diferencia”.
Búsqueda de empleo y violencia –de acuerdo al Pew Research Center– son los dos principales motivos por los que la gente busca nuevas oportunidades en Estados Unidos. De acuerdo al Banco Mundial, en 2016 el dinero de remesas enviadas principalmente desde Estados Unidos a Guatemala, Honduras y El Salvador fue de 15.9 billones de dólares. Brayan va más allá de los números, que son estremecedores, él se fija en la gente sentada junto a las vías, en el cansancio que transmite su mirada: “La situación de los migrantes es muy difícil. Sé que para tomar una decisión así es porque está cabrón tu país, están cabronas las cosas allá. Es una decisión que también pone en riesgo tu propia vida, eso debe ser muy complicado, y tener que hacerlo es porque las cosas no están bien. Cada quien escribe su propia historia y vive el mundo a su manera; y si tomaron esa decisión resta desear que les vaya bien, que puedan lograr sus metas. Sé que si lo hacen es por un gran motivo, y es ese motivo lo que mantiene la ilusión de llegar a su destino”.
Aún cuando Brayan tiene las mejores intenciones, tampoco las cosas siempre han salido bien: “Sí me han tocado experiencias difíciles. Me han robado pero Dios sabe por qué pasan las cosas, mientras no me pase nada a mí, lo material no importa, y estoy seguro que estoy en la mejor ciudad, creo que estoy en el mejor país donde podría estar jugando futbol. Tengo la fortuna de que Dios me ha puesto muy buenas personas que me han ayudado a ser mejor ser humano”. Y aún así, él sigue ayudando a los migrantes que pasan por Aguascalientes; a veces el destino tiene caprichos extraños… y entre toda la gente que ha pasado por ahí, también hay conocidos: “Puede ser un amigo o puede ser un familiar, nadie está exento de esas cosas. Al final cada quien toma sus decisiones, pero puede ser un familiar que en ese momento necesita ayuda. Me he topado con muchos conocidos, amigos… Sí es muy diferente la experiencia porque son amigos, son como hermanos. El trato es con más confianza, no tienes que mostrarle cómo eres como persona, él ya te conoce, ya está ahí, platicas. A mí me ayudan a poder seguir, a no extrañar el país, recordar las raíces. Platicamos como si estuviéramos en Honduras, creo que me hace bien a mí y les hace bien a ellos. Me ayudan a estar mejor aquí, que la verdad es un gran país y estoy muy agradecido, es un país con un gran corazón que acogen a las personas, no sólo hondureños, de una manera increíble”.
Esta no es una historia única. Esta no es la historia de Brayan Beckeles. Esta es la historia de millones de personas que depositan sus ilusiones y sueños en un futuro incierto, lleno de complicaciones y trabas, de peligro y de desesperación. La Bestia no es un apodo sin sentido, y tiene infinitamente más víctimas que vagones… pero en el camino hay gente, como Brayan, que sin ninguna intención ulterior ayuda.
Al final del camino, todos somos hermanos. “Me gusta esa frase, cuando uno le dice a otra persona ‘hermano’, le transmite que es importante, que no sólo está buscando un ‘hola’, sino te defiendo de todo, tú me defiendes; un lazo de hermano no se rompe fácilmente. Todos nos identificamos con esa palabra de la misma forma” concluye Brayan afilado. No debería haber diferencias, sólo igualdad de oportunidades, respeto y admiración.
Dice Jorge Valdano que el futbol es la cosa más importantes entre las menos importantes… pero si los goles, las participaciones con la selección nacional, jugar un mundial, sirven para cambiar o mejorar las cosas importantes, entonces son igual de importantes. Así es.
“De la grande Babylon
Me dicen el clandestino
Por no llevar papel…” El Clandestino, Manu Chao.
*Si deseas ayudar migrantes a través del futbol, visita la página de One World Play Project: https://www.oneworldplayproject.com/refugee-org-and-news/helping-refugees-in-mexico/
En corto:
https://www.wola.org/analysis/fact-sheet-united-states-immigration-central-american-asylum-seekers/