IMPRESO
Quién no recuerda a Soraya Jiménez en el halterofilia o María del Rosario Espinoza y sus patadas doradas en Beijing 2008, esos recuerdos mágicos son ejemplos de lo que podríamos esperar en Tokio 2020. Hoy tres atletas representarán a México buscando no sólo medallas por objetivos personales, sino porque siguen demostrando que las mujeres mexicanas están rompiendo clichés de la idiosincrasia mexicana.
Del 23 de julio al 8 de agosto se llevarán a cabo los Juegos Olímpicos en Tokio, Japón; sí, Tokio 2020 (en el 2021) … Mucho se ha hablado de las consecuencias económicas de posponerlo, el golpe económico que significa para Japón la falta de aficionados, y por supuesto, la crítica interna que prefiere dedicar los recursos a cuestiones que ellos consideran más importantes.
Tres atletas, tres puntos de vista diferente, mismas pasiones, objetivos similares una misma característica, orgullo. Nuria Diosdado, de nado sincronizado, Esmeralda Falcón, boxeadora, y Ceci Pérez, triatleta, conversaron conmigo y esas entrevistas formales se convirtieron en tertulias muy interesantes. Estas son las mujeres tricolor:
Nuria Diosdado está disfrutando esta etapa de experiencia, con su amiga y compañera Joana Jiménez, buscarán mejorar la posición conseguida por Nuria y su excompañera Karem Achach hace 5 años, en Río de Janeiro 2016, cuando obtuvieron el onceavo puesto.
–Ante la situación de México y en particular de las mujeres y de los atletas, ¿cómo te ves?
–La verdad es que para mí es padrísimo poder contar mi historia, cómo llegué hasta aquí. Si hay algo que me inspira es esto, poder hablar de lo que he hecho en mi vida, poder vivir mis terceros Juegos Olímpicos era inimaginable. Creo que he llevado una buena estrategia como deportista, porque en el deporte de alto rendimiento en México, es difícil aguantar porque hay muchos cambios políticos, que cambian la administración o la forma en que llevabas el deporte, entonces es complicado aguantar… eso sumado a lo que conlleva el alto rendimiento. Mi estrategia ha sido cortoplacista porque he ido por metas cortas que me permiten enfocarme a lo que voy y después decir ‘va, un año más’. Es un orgullo representar a mi país, poner un granito de arena en una parte tan noble como el deporte mexicano, en buenas noticias –, contestó muy alegre la experimentada nadadora.
–Sabemos que tanto en waterpolo como nado sincronizado no tocan el piso, ni siquiera se puede alcanzar, cuéntanos qué implica este deporte
–Es un tanto engañoso este deporte porque precisamente la idea es que ustedes como público piensen ‘qué bien se la está pasando, no se cansan, cuál sudor si con el agua ni se ve’, pero es todo lo contrario. Es un deporte de mucha exigencia física porque usamos absolutamente todos los músculos del cuerpo, tienes que apretar hasta la más mínima falange del cuerpo, sumado a la parte artística; saber interpretar la música, si la música te está exigiendo una parte melancólica, tú tienes que ir al ritmo no sólo con tus brazos o tus movimientos, sino con tu cara y la expresión facial.
–Hay un movimiento que es básico para flotar y que es extenuante ¿cierto?
–El movimiento que mencionas lo conozco perfecto, lo hago a diario, lo llamamos el movimiento de “la batidora”, con ese nosotros y los waterpolistas se sostienen, porque mucha gente cree que pisamos, sin embargo, las fosas donde nadamos son de cinco metros, entonces imposible hundirme para impulsarme. Utilizamos todos el cuerpo, para yo poder hacer movimientos con mis piernas, utilizo ciertos manejos, que son movimientos con mis manos que me ayudan a sostenerme; lo más difícil es alcanzar mayor altura. En mi deporte, lo que se busca es que se enseñe la mayor parte de las piernas cuando se están moviendo, lo más cercano al traje de baño, y lo mismo con los brazos, que enseñe la mayor parte de mi pecho, los hombros que estén fuera del agua. Es un deporte con mil trucos, pero ensayarlo te hace más experto.
–¿Cómo seleccionan qué música van a nadar-danzar?
–Es un deporte que se rige por las modas que imponen los primeros países, de pronto se utilizan canciones cantadas, de pronto más música clásica; lo que México siempre trata de hacer es que la música lleve un tema de por medio, que sea fácil de interpretar y que cuando la gente nos vea, ya sea por el traje de baño o por el movimiento de los brazos y la cara, sepa de qué va. Cada año cuando vamos a hacer una rutina nueva se hace un consenso con la entrenadora, hay lluvia de idea y empezamos por las más locas como una persecución entre policías y ladrones o un circo y de ahí surgen ideas, buscamos la música y se monta la rutina.
–¿Cómo te ves en Tokio?
Retos hay muchísimos. Simplemente llegar a Tokio, sanos y salvos, pasar todas esas pruebas PCR, estar y poder competir. No hemos podido competir desde los Juegos Panamericanos de Lima 2019 entonces no tenemos un ranking real, entonces nos ha funcionado muy bien competir contra nuestro propio desempeño, como aquella actuación de Panamericanos de Lima, buscar calificaciones más altas. No te puedo decir un resultado, pero en los Juegos Olímpicos de Río, con Karem Achach conseguimos el onceavo lugar, entonces sería un meta estar en la final de la competencia. Hay países que no pararon por la pandemia, otros sí, todos soñamos con la medalla dorada, sería mediocre decirte que lo veo lejano. Sueño con darle una medalla a México.
Estos serán los terceros y aparentemente últimos Juegos Olímpicos de Nuria Diosdado, quien ya guía cuando puede a las futuras generaciones y a quienes augura buenos resultados.
Esmeralda Falcón es la primera mujer mexicana en clasificar a unos Juegos Olímpicos, está consciente y orgullosa. Este es el principio de una historia de ensueño, mucho pundonor y golpes de realidad maravillosos.
–¿Cómo te sientes de calificar a Juegos Olímpicos?
–Tengo mucha alegría, emoción, un sentimiento de logro, sé que todavía no lo concreto, pero ya siento que es un logro, porque sé que las decisiones que tomé, cómo actué, valieron la pena y fueron las correctas. El distanciamiento con la familia valió la pena, los cambios en el estilo de vida, estoy contenta y satisfecha. Quiero hacer un buen papel, no sentirme presionada, que siga disfrutando el boxeo porque por eso lo empecé a practicar –dijo con una sonrisa de oreja a oreja.
–¿Objetivo en Tokio 2020?
–Pretendo ir por el oro, por las medallas. Ahora mi motivación es eso para dar lo mejor de mí, el resultado no lo puedo asegurar, pero sí trabajar con mi equipo fuerte –, así de contundente y certera fue, lo tiene claro.
–¿Cómo te afectó la pandemia del Covid-19?
–Tuve momentos difíciles que dejaron mucho aprendizaje para mi y mi familia, nos contagiamos los seis de la familia, quizá dos estuvieron mucho más graves; nos dio mucha fortaleza, es algo curioso este virus que te demuestra que la unión familiar es importante pero también es lo psicológico y emocional. El apoyo presencial se siente, pero sentirnos solos, a veces bien, otros muy mal, nos permitió valorarnos mucho más.
En el regreso me cansaba fácilmente, me llegué a cuestionar si pudiera desempeñarme o si fuese algo que me detuviera, gracias a Dios mi entrenador y el médico hicieron un buen papel, un buen regreso a las cargas de entrenamiento. Cuando me vine a concentrar al CNAR, me felicitaron por mi base física.
–Qué te ha dado como identificación la Ciudad de México, tu ciudad de origen?
–Es curioso porque me ha dado y me ha quitado. La diversidad me ha hecho ser valiente e incursionar en un deporte que quizás está catalogado como un deporte meramente “varonil”, pero esta misma diversidad también me ha detenido, porque muchos lo ven mal, porque sí hablamos, pero no nos atrevemos a actuar en la diversidad, aceptar, quizá tener una visión más amplia que todos tenemos gustos distintos. Muchos atacan a la diversidad, incluso gente de mi género, así me pasó; muchos hombres tal vez me vieron raro cuando entrenaba, pero a final de cuentas me vieron con admiración, respeto, simpatía y empatía, me terminaron aceptando… en cambio cuando las mujeres me vieron entrenar, me preguntaron por qué me gustaba este deporte si iba andar toda sudada, muchas señoras de donde yo soy, son adultas con principios quizás arraigados a los de antes y me decían ‘es que las mujeres no deben andar brincando de un lado para otro, las mujeres deben aprender a cocinar, tejer, el quehacer, bordar, cuidar hijos’ y yo decía ‘es que no cumplo ninguno de esos requisitos’ y me veían mal –, dijo en tono reflexivo.
–¿Cómo es tu estilo de boxeo?
–No me gusta que me golpeen, quizás es una de las cosas que me ha ayudado, soy miedosa a los golpes; sí hay quienes se calientan, yo cuando recibo uno digo ‘ah caray, ya me dieron uno’, me detengo y reorganizo. No me siento cómoda en un combate de choque, de dar y recibir, dar y recibir. Me gusta el boxeo hábil, descifrar, hacer un laberinto el boxeo, de pensar –, terminó entre risas.
Ceci Pérez es una experimentada nadadora, que un día le hicieron ver la oportunidad de su capacidad atlética para convertirse en triatleta, Tokio 2020 serán sus segundos Juegos Olímpicos.
–¿Cómo te fue con la pandemia de Covid-19?
–Estoy emocionada de poder reactivar las competencias de este ciclo, ya es la recta final, con el nervio y la presión, pero bien, contenta y confiada de que todo va a salir bien. Te cambia mucho el panorama, la pandemia frenó la economía, las actividades físicas y laborales, también es un alto que nos afectó un poco. Al inicio me pegó porque ya estás en la recta final para ir a una justa olímpica, que llevas trabajando mucho tiempo, no sólo meses, sino años, y que se pospongan un año, es difícil. Nos tuvimos que adaptar a lo que había, no había gimnasios ni albercas, entonces con lo que podíamos entrenábamos –mencionó en tono reflexivo.
–¿Cuál es tu punto más fuerte porque son tres disciplinas muy distintas?
–La carrera es mi punto más fuerte, natación sí se mermó un poco con la pandemia, desde los ocho años he nadado, a veces cansa, pero es parte de todo. La carrera creo que ahora es mi punto más fuerte. Quiero llegar a Juegos Olímpicos fogueados con la élite mundial en la mejor forma posible.
–¿Qué hace especial Tokio 2020 para ti?
–Hace cinco años me estaba preparando para calificar a Juegos Olímpicos, ahora me estoy preparando para el evento. Es una gran diferencia, me da seguridad y estabilidad en el entrenamiento saber a qué enfocarme más, conocer los puntos débiles que debo reforzar, ya los hemos trabajado en eso. Mi meta personal sería obtener el diploma olímpico que es el top 8 en Juegos Olímpicos, no es fácil, trabajo para hacerlo lo mejor posible.
–¿Qué pasa por tu cabeza cuando compites?
–Al inicio no quería arrancar (en Rio de Janeiro 2016), me quería dar de baja del miedo que sentía, jamás lo había sentido así, lo único que pensaba es mucha gente me veía, mi mamá, mi entrenador, y tenía miedo de no terminar el evento. En un triatlón te “lapean” si la primera atleta ya terminó una vuelta en la bicicleta entonces te puede alcanzar, te sacan, entonces tenía ese miedo porque Rio de Janeiro fue un circuito muy duro para la bici, era prácticamente novata en Juegos Olímpicos. Cuando empezó la competencia se me olvidó por completo y estaba enfocada en el deporte que estaba haciendo, cuando nadaba solo pensaba en pegarme dentro del primer grupo, en la bici concentrarme en cuidarme y corriendo lo iba disfrutando, ves a la gente, los aros olímpicos colgando eran un sueño hecho realidad. Estando en Juegos Olímpicos representando a todo un país te llena y te pone los sentimientos a flor de piel.
–¿Cómo ves que, aunque se aplazó un año, se llevarán a cabo los Juegos Olímpicos?
–Qué bueno que se van a realizar los Juegos Olímpicos a pesar de la pandemia, yo espero que se abra un poquito para el público, entiendo que ahora lo están restringiendo un poco, pero eso también viste el evento y nos motiva que te estén gritando, motivando, te impulsa a ir más allá. Sería lindo que se dejara pasar a cierto número de gente, esta vez son unos juegos peculiares. Se ve que Tokio está listo prácticamente desde hace dos años, y no dudo que vaya a ser una organización impecable.
Tres mujeres que no sólo han dado todo, se van enfrentado un sinfín de cosas, y en estos Juegos Olímpicos, buscarán una vez más demostrar de qué están hechas, con un país atrás apoyándolas con todo el ahínco. Todo, a pesar de la idionsincracia mexicana.