Open revista – Los mil y un tuppers

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La acumulación de recipientes de plástico parece una condena de la que es difícil escapar y a pesar de que la postal parece no tan prometedora, existen soluciones. El primer día del 2020 entró en vigor en la Ciudad de México una ley para regular los plásticos de un solo uso, después de años de esperar regulaciones gubernamentales en pro del ambiente. Pero –siempre hay un pero con gobierno–, para sorpresa de muy pocos, brilla por su ausencia la falta de normas complementarias que ayuden a divisar un cambio realmente significativo. Y mientras esas normas llegan, una pila desmesurada de tuppers se extiende a lo largo y ancho de nuestras alacenas.

La intención de la ley apela al impacto ambiental, tema que hasta hace poco era todavía más infravalorado y, sin embargo, tiene consecuencias sociales. Pero en este escenario la intención no es lo único que cuenta. El decreto de la Ley de Residuos Sólidos de la Ciudad de México prohíbe comerciar, distribuir o entregar bolsas de plástico, excepto las compostables… pero la norma técnica que determina cuáles sí y cuáles no son compostables está pendiente, además el gobierno anunció que multaría a los comercios que entregaran bolsas de plástico a sus clientes, pero apenas se llevan a cabo revisiones en los establecimientos e invitaciones a dejar de utilizarlas.

Haya multas o no, así las leyes estén a medias o completas, nuestra labor como ciudadanos es asumir la responsabilidad de la basura que generamos, cómo reutilizamos los materiales y utensilios que tenemos, y dónde y cómo la tiramos. Sin juicios. El gobierno regula y la gente actúa. En el caso específico de los productores de bolsas compostables, de acuerdo con la directora de Evaluación de Impacto y Regulación Ambiental de la SEDEMA en plática con Animal Político, el proceso para que lleguen a ser compostas es responsabilidad de quien las produce, y por lo pronto, deben trabajar con las normas temporales.

Este es el comienzo de la historia de los mil y un tuppers porque parece que es el reemplazo “automático” de las bolsas, sobre todo en los negocios callejeros de comida. En casa los guardamos y reutilizamos, la torre es cada vez mayor. La solución a la ecuación de los plásticos está en los procesos de reciclaje, composta… economía circular, sí, pero principalmente está en la corresponsabilidad ciudadana para cada quién hacerse cargo de los desechos que produce y, por supuesto, hacerse cargo de la manera en que los tira. A esta consciencia es necesario sumarle una reflexión acerca de cómo sacar el mejor provecho a los utensilios que tenemos a la mano y en consecuencia utilizarlos de manera más sesuda.

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