IMPRESO
Latitud: 51° 33′ 00″ ; Longitud: -0° 16’ 59” Wembley, Inglaterra. 15 de mayo del 2010
Más de ochenta y ocho mil espectadores estaban al borde de sus butacas listos para ver la final del torneo más antiguo del mundo: The FA Cup. La grama del mítico Estadio Wembley recibía al poderoso Chelsea y al humilde Portsmouth. Nadie se imaginaba que lucharían al tú por tú cada segundo.
Kevin Prince Boateng era la válvula ofensiva del Portsmouth, con el conjunto Pompey; había retomado su máximo nivel y estaba en la mira de las mejores escuadras europeas.
Michael Ballack, jugador de los Blues, entró fuerte por un balón y arañó a Dindane; Boateng le reclamó y el capitán de la Selección Alemana lo abofeteó. ¡La guerra apenas había comenzado! Unos minutos después, el joven jugador del Portsmouth cobró por sí mismo aquella cachetada que el árbitro no quiso ver; llegó sin ningún temor sobre la pierna derecha de su agresor… Ballack no terminó el partido. En la segunda parte, cuando el reloj marcaba 54 minutos, Prince fue derribado en el área del conjunto londinense y el árbitro marcó pena máxima. El mismo Boateng falló el penal que pudo haberle dado el campeonato al humilde equipo de la costa sur de Inglaterra. Chelsea se coronó en la FA Cup.
Boateng, se llama a sí mismo “Guetto Kid” porque creció en Wedding, uno de los barrios más pobres de Berlín: “Me llaman así porque vengo de un barrio considerado por los alemanes un gueto, no es como las favelas brasileñas pero es un lugar difícil”. En Wedding el porcentaje de desempleados rebasa el quince por ciento, una tercera parte de la población son inmigrantes, la mayoría de la gente vive de asistencia social gubernamental y se registran más de quince mil crímenes al año. El joven mediocampista asegura que su niñez no fue difícil: “Había mucho crimen y traficantes de drogas; una vez vi como le dispararon a alguien enfrente de mí. No tuve una infancia infeliz, aunque a veces, la nevera estaba vacía”; “El Principe” nunca dejó que nadie le faltara al respeto, y ésta no sería la primera ocasión.
Días después, se confirmó la lesión de Ballack. Durante largos quince minutos, todas las televisiones caseras alemanas pasaban una y otra vez la falta de Kevin sobre el entonces capitán teutón. Se convirtió en enemigo público número uno, recibió amenazas de muerte y todo por una patada: “Ya no era divertido, gente es asesinada y violada y a nadie le importa, pero si alguien comete una fuerte falta, el público se vuelve loco”. Incluso su inseparable hermano Jerome se alejó de él antes de Sudáfrica 2010. Su trayectoria internacional siempre fue con las selecciones menores bávaras: “Estaba destinado a jugar con la Selección Alemana, pero no les funcionó a ellos, ni a mí. Es increíble, desde los 16 me buscaron en Ghana para representarlos, pero me negué porque nací en Alemania pero como no tenía cabida, llamé a mi padre y todo sucedió muy rápido”. La FIFA le otorgó el permiso para representar a Ghana apenas un mes antes de Sudáfrica 2010; su debut con las “Estrellas Negras” fue en la victoria por la mínima diferencia frente a Latvia. Tras los incidentes, Prince (nombre que adoptó en honor a su padre de origen ghanés) decidió representar a Ghana en la justa mundialista.
Latitud: 45° 24′ 23″; Longitud: 11° 52’ 59” Pádova, Italia. 12 de junio del 2011
Su playera decía “El Shaarawi”, estaba mal escrito. Karim Sabry Karim El Shaarawy nació en Savona, Italia; su padre es Sabri El Shaarawy y es egipcio. Su madre es italiana y prefiere llamarlo Stephan. Debutó en la Serie A con tan sólo 16 años y 55 días con el Génova, es el cuarto jugador más joven en debutar en la Liga Italiana.
El Génova lo prestó al Padova, un modesto equipo de la Serie B. en su cuarto encuentro anotó su primer gol. Se convirtió en pieza fundamental del pequeño. Había sido una temporada mágica para un joven de tan solo 18 años ya había marcado 9 goles en 33 encuentros.
Era el momento cumbre. La promoción enfrentaba al modesto Pádova y al humilde Novara por llegar a la máxima liga de Italia. El Shaarawy tenía todos los reflectores encima, miles de aficionados al equipo habían puesto sus esperanzas en él. Stephan tomó el balón sobre la banda izquierda, se enfiló al centro, sirvió al compañero quien le regresó la pared hacia el centro del área… parecía que el tiempo se detuviera, Stephan recibió el balón al borde del área chica e intentó clarear al arquero, pero el balón salió directo al portero. Se llevó las manos a la cabeza, sabía que había desperdiciado la oportunidad más clara.
“El Faraón” sabía lo que significaba ganar. Cuando comenzó su carrera profesional en las fuerzas básicas del Génova ganó la Copa, Supercopa y Scudetto Primavera; en pocas palabras, consiguió coronarse en las torneo juveniles oficiales de la Liga Italiana. Debutó con apenas 16 años y 55 días en la Serie A; Alessio Tacchinardi, consciente de las declaraciones de Stephan acerca de Italia: “Estoy muy arraigado a mis raíces, pero me siento más italiano que nada…” alguna vez dijo que le recuerda a Del Piero cuando comenzó por ser rápido y goleador nato. A los 19 años, Stephan ya había jugado con todas las selecciones menores para las que podía ser elegido; en todas los conjuntos juveniles de la Azurra (excepto la Sub 21) el “Faraón” ha anotado por lo menos en una ocasión. Poco a poco se ha convertido en una joya juvenil, que deja marca en el torneo en el que se presente. Tacchinardi también dijo que sin dudar, El Shaarawy pronto sería parte de la escuadra Azurra.
Estaba escrito que ganara una vez más. Portó el número 10 en la Copa Mundial sub17 con Italia, sabía manejar la presión y estaba listo para demostrarlo una vez más. Cuando tomaba el balón parecía que leía la mente, poder supernatural que le gustaría tener, de los defensores dejándolos atrás. Éste era su momento.
El partido de vuelta de la promoción llegó. En el Estadio Comunale Silvio Piola no cabía un alma más. Después del empate en la ida, el ascenso a la Serie A estaba abierto a cualquiera. Ambos equipos salieron con el mismo vigor hacia el frente: en una descolgada del Novara por el centro, a centímetros del área, César jaló de la playera a Pablo González, delantero del Novara y se fue expulsado sin miramientos. El técnico del Pádova, Alessandro dal Canto, con un hombre menos y perdiendo por la mínima diferencia intentó acomodar sus piezas y enseguida sacó a Stephan El Shaarawy. El mismo González cobró y anotó el primero del partido. El sueño para llegar a la Serie A había terminado y la joven estrella nada pudo hacer…
Destino: Milán
Latitud: 44° 24′ 20″; Longitud: 8° 56’ 00” Génova, Italia.
Hay coincidencias que van más allá de la suerte.
Génova y Milán vieron en dos jóvenes un gran futuro. Stephan comenzó en las fuerzas básicas del Génova cuando tenía 13 años. Kevin Prince Boateng fue comprado al Portsmouth después de perder la Copa FA frente al Chelsea en el 2010. El Milan y el Génova comparten las cartas de los Bad Boys.
Massimiliano Allegri, técnico de Il Diavolo, expresó antes de la llegada de el “Faraón” que es un buen jugador, que pronto se convertiría en futbolista de primera clase: “Es joven y tienen muchas cualidades. Es el tipo de jugador que necesitamos para empezar un nuevo ciclo y volver a ser competitivos en Europa”.
Muchos rumores corrieron con la llegada del “Príncipe” a Milán; el joven ghanés había demostrado en Sudáfrica 2010 que aún tenía mucho que dar al fútbol. Allegri dijo tras asegurar el fichaje: “Estoy muy contento con la llegada de Boateng, pero necesita tiempo para adaptarse. Jugó la Copa del Mundo con Ghana y físicamente está un poco detrás de los demás”.
Latitud: 45° 27’ 55″; Longitud: 9° 12’ 00” Milán, Italia. Estadio San Siro.
21 de septiembre del 2011. Milán 1-1 Udinese. Serie A.
Cassano filtró el balón para Stephan; el joven controló y se perfiló en un sólo movimiento. La defensa del Udinese estaba nerviosa y empezaron volar pies intentando detener el inminente disparo. El Shaarawy cruzó ante la mirada incrédula de San Siro: empató el partido y marcó en su debut con “Il Diavolo”.
Latitud: 45° 21′ 11″; Longitud: 18° 10’ 59” Lecce, Italia. Estadio Comunale Via del Mare.
23 de octubre del 2011. Lecce 3-4 Milán. Serie A.
Milán perdía 3-0, Boateng entró para la segunda parte y rápidamente acercó a su equipo con un tiro cruzado. Seis minutos más tarde Prince disparó desde la media luna pero el balón salió rebotado hacia Cassano, el italiano regresó la redonda a Boateng quien sacó un riflazo directo al ángulo, el arquero del Lecce se hincó asombrado con el disparo. Minutos después el mismo Kevin Prince lograría el empate. Prince revolucionó a los Rossoneri y realizó un Hat-Trick en sólo 14 minutos.
Las apariencias engañan
Kevin Boateng tiene imagen ruda, su peinado de rapero y sus 36 tatuajes inspiran miedo: en un brazo lleva Berlín, en el otro Ghana: –“tengo dos bufones, uno sonriendo y otro llorando, significan ríe ahora y llora después”; en la espalda lleva tatuado a su hijo… eso sí, le gusta vestir a la moda y cuenta con más de 200 gorras, 20 chamarras de piel y 160 pares de zapatos. A pesar de todo, sabe lo que significa venir de abajo, y en referencia a su barrio alguna vez dijo: “Ha sido mi suerte porque yo fui capaz de transferir mi enojo en algo positivo y estoy orgulloso de eso. Espero llegar a ser un héroe para la gente que todavía vive ahí “. El “Príncipe” fue descubierto tras un partido en la calle cuando tenía 7 años: Dennis, que jugaba contra él, le dijo a su padre –entonces entrenador de los equipos juveniles del Hertha Berlín—que había un niño muy habilidoso.
Stephan parece irreverente, pero sus ojos delatan su nobleza. La muerte de Piermario Morosini, jugador de la Serie B, lo conmovió y despertó su lado altruista; el “Faraón” viajó a Savona, su ciudad natal, para visitar al equipo que le vio nacer cuando era un niño: “La iniciativa de donar un desfibrilador al U.S.D. Legino 1910 la hago en conjunto con el Milán. Es una ayuda al deporte amateur al que me siento muy apegado, porque este equipo vio comenzar mi aventura. Es una herramienta que pueda salvar vidas y evitar accidentes como el de Morosini”. Asegura que es un tipo tímido, pero en el campo es imperdible entre sus gambetas y el peinado mohicano, tributo al jugador del Nápoles Marek Hamsik, incluso ha estado en sesiones de fotos para marcas de ropa de renombre.
El fútbol va más allá correr detrás de la pelota. Stephan y Prince han encontrado en el afamado deporte una forma de expresarse como son. Boateng porta el número 27 y está consciente que no sólo debe conquistar la portería contraria, sino también a la afición milanista: “Nunca he sido un animal en lo más mínimo. El estadio es un lugar especial. La gente espera que yo haga todo por ganar. Te gira la cabeza cuando te sientes como un gladiador”.
Stephan utiliza la casaca 92, el mismo número que le dio frutos en el Pádova. Siempre fue aficionado al Milán y Kaká era su modelo a seguir: “Me incluyen en muchas actividades y estoy muy feliz en el club, espero quedarme aquí para siempre”.
El “Príncipe” prometió a la afición Rossoneri en la campaña 2010-2011 que si Milán se coronaba en la Serie A, el bailaría en público el famoso “Moonwalk” de Michael Jackson. San Siro bailó al ritmo de Boateng con “Billy Jean”.
Stephan siempre festeja sus goles abriendo los brazos, como si no hubiera nadie mejor que él; pero eso, es sólo su manera de celebrar. “La confianza viene de saber verdaderamente quiénes somos. Confiar en ti mismo y en tus fortalezas, creer en lo que estás haciendo”.
El “Príncipe” y el “Faraón” brillan con Il Diavolo. Ellos son los traviesos, grandiosos Bad Boys…
Datos curiosos:
*Kevin Prince Boateng y Jerome Boateng fueron los primeros hermanos en enfrentarse en un partido de Mundial de la FIFA.
Los otros dos goles:
Latitud: 45° 27’ 55″; Longitud: 9° 12’ 00” Milán, Italia. Estadio San Siro.
23 de noviembre del 2011. Milán 2-3 Barcelona. UEFA Champions League.
Tras una serie de rebotes en el área del Barcelona, Boateng controló el balón con el pie derecho, se dio un autopase de “taquito” con un sólo toque, Abidal se quedó perplejo ante la jugada y en un segundo, Prince fusiló a Valdés a primer palo. ¡Gol!
Latitud: 45° 27’ 55″; Longitud: 9° 12’ 00” Milán, Italia. Estadio San Siro.
18 de enero del 2012. Milán 2-1 Novara. Copa Italiana
Stephan enfrentaba a su némesis. El Novara lo había dejado en el camino a la Serie A en su paso por el Padova. El equipo Rossoneri comenzó a tocar el balón, Antonini pasó a Mexes quien recibió en el medio campo, avanzó un poco y filtró a tres cuartos de cancha donde recibió El Shaarawy, dribló un defensa, se perfiló al borde de la media luna y sacó un trallazo pegado al poste izquierdo del arquero. Stephan no sólo anotaba en otro torneo para el Milán, también estaba cobrando el duelo que había perdido un torneo antes.
Dos historias que tienen genes africanos pero se desarrollan en Milán donde deslumbran a la Serie A. “El Principe” y “El Faraón” son favoritos de la afición Rossoneri por ser desvergonzados con la pelota y su imagen de “bad boys”. Dos vidas que inspiran por salir airosos de distintas dificultades.